En la antigüedad se denominaba “reino” a un territorio con fronteras definidas, cuyos habitantes eran súbditos de un rey que los gobernaba con poderes absolutos.

Pero los evangelios NO se refieren a este tipo de reino.

No se refieren a un lugar o espacio con fronteras en donde Dios es rey absoluto.

Se refieren a la “acción de Dios de reinar”; se refieren a su “reina­do”, a gobernar como rey.

A aquella situación en donde Dios reina, en donde ejerce su soberanía como rey.

Por tanto, en vez de “reino de Dios” es mejor hablar de “reinado de Dios”.