Si elegimos a Dios, y en consecuencia perdemos…

          • ¿Qué será de nosotros? ¿Cómo vamos a sobrevivir?
          • ¿Cómo vamos a comer? ¿Cómo nos vamos a vestir?…
          • ¿Cómo vamos a mantener a nuestra familia?
          • ¿Cómo quedarán nuestros hijos?
          • Es decir, ¿cómo podemos arries­garnos a elegirlo si podemos quedar desamparados y poner en peligro a los nuestros?